31 AÑOS DAN PARA MUCHO: EL CASO DE PICO DELLA MIRANDOLA.


 



    Pico della Mirandola fue un pensador del renacimiento. Murió joven, posiblemente envenenado, pero dejó cuestiones relevantes para el pensamiento de la época que supusieron una gran influencia en sus coetáneos.  Una vida muy corta pero fructífera en cuanto a riqueza intelectual se trataba, pues atesoraba desde muy pronto un afán conciliador  con la teología y la filosofía. Pico vio claro que eran tiempos de recensión intelectual, de hacer un esfuerzo por rescatar las ideas del clasicismo griego y romano, y proyectarlas en su tiempo.

    El periodo medieval estaba siendo tildado de oscuro y bárbaro. Durante la época del romanticismo sería  revisado. Pico fue un hombre adelantado a su tiempo, restituyendo la importante labor de los comentaristas medievales de Aristóteles, como es el caso de Averroes.  Como decimos, entrado el romanticismo, las miradas se volverán hacia la edad media. Se comienza a tratar los temas relacionados con el arte y la arquitectura. Las catedrales son tratadas como centro de culto, pero a la vez los espacios se aprovechaban para entablar relaciones que importaban a la ciudadanía. Las pinturas y cristaleras tenían un enorme sentido estético que buscaba el recogimiento religioso, además de servir como medio de transmisión de las escrituras. 

   El renacimiento fue una época de cambios profundos y marcado por el deseo de lo “nuevo’ en todos las facetas humanas. El arte y la cultura dejarán una gran impronta al retomar el gusto por el clasicismo. Pico es un  claro exponente de ese deseo de renovación pero sin olvidar todo el bagaje cultural de antaño: la escolástica y la modernidad se entrecruzan, la religión y la filosofía, también. El propio Pico se denominaba un cupidis exploratory (ávido explorador) que gustaba buscar el consenso en cuanto a saber se refiere. Así dejó constancia en sus novecientos tesis para ser discutidos  en un “gran concilio filosófico”. La idea era aunar  criterios respecto a una filosofía cada vez más alejada de la teología y la religión. También hizo alusión a los excesos en una oratoria “hueca” y cuestionó los usos de doctrinas astrológicas como si de verdades se tratara.

   Para Pico la Filosofía es una actividad plena que no requiere de retórica; a ésta la ve como un recurso fácil destinado a seducir al precio que fuera. La Filosofía, en cambio, es parca en imágenes, y por lo tanto, directa en la búsqueda de la verdad. Su interés principal es conocer y demostrar la verdad a los demás mediante el uso de la Razón. Aquí Pico tiene en mente a Platón porque como él, no se trataría de formular bellos discursos, al estilo de los aedos griegos, sino mediante el uso de palabras simples, sin adornos que responden a la idea de una “verdad desnuda”. Así y todo se impone en Pico la mesura, situándose entre el “filósofo bárbaro” y la locuaz palabra de la que nos habla Platón. La Filosofía  esquivaría la retórica y el aprovechamiento del mensaje en su propio beneficio. El Pico que vemos es platónico, influenciado por la atracción que estaba viviendo Italia en ese tiempo por los textos de Platón. Ese influjo lo condujo a escribir los novecientos tesis que buscaban la concordia de los saberes de distintas culturas y pensamientos. Entre éstas tesis se encuentran cuatrocientas conclusiones de varios autores escolásticos, árabes, neoplatónicos; hasta llegar a incluir cuarenta y siete proposiciones cabalistas. Entre las novecientas tesis se sitúan quinientas  del propio Pico della  Mirandola, los ”secundum opiniones propiam” que abarcaba muchas ramas del saber.

   Este afán compilador de Pico representa la actitud del período renacentista: una actitud abierta al amplio conocimiento en todos los saberes. Una incansable búsqueda de la verdad mediante el empleo de los recursos que la propia humanidad ha ido contemplando a lo largo del tiempo. El neoplatonismo tuvo una gran influencia, no sólo en Pico, sino en todo el período humanista del renacimiento. Esto queda constatado en la “Disputa”. La Filosofía estará intercala en la oración preliminar durante el camino que conduce a la perfección del hombre. En este escrito de Pico vemos un cúmulo de sensaciones que van de lo místico al más puro pensamiento filosófico que nos explican la felicidad plena del hombre. La visión que proyecta Pico es un afán de conciliar a Platón y Aristóteles. Ese espíritu conciliador, probablemente, fue lo que lo condujo a ser expulsado del cristianismo.

  He comenzado mi exposición sobre Pico della Mirandola aludiendo a su juventud. Parece ser que ese hecho fue un problema a la hora de conseguir credibilidad ante quienes debían juzgar sus escritos, sus disputas. Pero Pico se defendió dando mucho valor a cualquier objeción que pudiera surgir en un discurso, al margen de su procedencia y por muy oscuros que pudiera resultar. El espíritu de la Disputa era afrontar cualquier texto e intentar extraer la verdad contenida en ellas; sin discriminar el origen de la opinión, por muy errónea que pudiera en un inicio parecer.

   Para finalizar comentaré un escrito famoso de Pico della Mirandola: La Oratio De hominis dignitate ( Discurso sobre la dignidad del hombre).

  Podemos comenzar diciendo  que El Discurso se ha convertido en un auténtico manifiesto humanista que aúna varias corrientes filosóficas y que supuso un giro antropológico, pues centra su atención en el hombre como ser capaz de dirigir su vida sin ataduras a convencionalismos propios de la época que le ha tocado vivir. Un período histórico marcado por conflictos donde debería emerger el hombre libre afrontando con optimismo  el camino hacia una nueva época.

   El hombre al que alude Pico es el propio del humanismo renacentista. Sus valores estarían basados en la libertad y en  la apropiación de capacidades que lo hagan dueño de su vida, autónomo a las decisiones que impliquen su determinación. Esta forma de afrontar la vida remite a la actitud de griegos y romanos. El hombre de acción frente al hombre contemplativo. Este cambio de mentalidad se da en las élites del renacimiento reinstaurando el saber práctico de la cultura clásica sobre todo lo que se refiera al conocimiento. Para esto se refuerza el estudio de la gramática, la retórica, la filosofía  y la historia. Todo conducido a esa libertad que el hombre debe tener para decidir por su destino. Esta obra de Pico della Mirandola manifiesta el espíritu del renacimiento. Las obras clásicas de la Filosofía son rescatadas para servir de armazón a la concepción humanista en pleno siglo XV. Un período como hemos dicho anteriormente, convulso pero que será el cierre a la edad medía.  El hombre que tiene en mente Pico es el hombre libre de jerarquías al estilo de Platón en cuanto al ser se refiere. Es el hombre de Vitrubio del célebre da Vinci, el centro del universo, y por tanto, dueño de sus actos y, por ende, de su destino. El ser humano para Pico reúne en sí una potencialidad destinada a desarrollar sus capacidades.

    El texto de Pico está lleno de alusiones a Platón en ese ascenso a la perfección que nos permite la práctica de una moral plena.  El camino que nos conduce a la cúspide, como en Platón, es la idea del Bien. Pero, en este caso, la actitud del hombre es plenamente libre, pues según Pico es centro de el universo y totalmente consciente de su posición. Dios es sin duda el arquitecto, y da al hombre la libertad para que decida por sí mismo, lo que desee ser y hacer al respecto. El hombre puede emular a los ángeles, o, en contra, caer en la mundanidad degenerando en animal o planta. Pico, en su escrito, señala cuál es el camino y la forma de ascender, desdeñando, primeramente, como hemos dicho lo mundano, y, posteriormente, entregándose a Dios a través de la oración. Sólo así el hombre, y los hombres en general conseguirían  la paz. Esta es la particular visión de Pico sobe el Génesis bíblico. El camino que el hombre tiene por delante ha de ser hecho a través de la dialéctica, de la Filosofía y de la oración. La Razón y la dialéctica juntas a la teología y la meditación son las llaves que abrirán las puertas del cielo. Pico finaliza su escrito aludiendo a las fuentes griegas que corroboran esa Ascensión. 

   Treinta y un años son pocos o muchos años de vida, según se mire. Probablemente la percepción de tiempo haya variado y treinta y un años, a día de hoy es escaso para hacer todo lo que deseamos hacer. En Pico tenemos el ejemplo que una vida corta da para mucho si se emplea bien el tiempo y se tiene  un objetivo. Pico vivió, escribió, amó; tuvo tiempo de cuestionar la vida llevando su pensamiento a un tiempo pretérito y proyectarlo en su actualidad. Reunió ideas de   frentes distintos y tras analizarlas concluir que en conjunto eran más útiles que tenerlas por separadas. Si el hombre aspiraba a la paz perpetua debía, en primer lugar conciliar ideas y pensamientos, siempre en base al buen uso de la Razón y con una dialéctica que sirviera de vehículo en el camino hacia la perfección. 


   

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