PARTICIPACIÓN ESCOLAR, UNA PROPUESTA INNOVADORA

    Esta entrada se la dedico completamente a la imaginación. A lo largo del grado en Filosofía ha sido una capacidad que he practicado con asiduidad.

  La imaginación en Filosofía es fundamental para inventar conceptos e ideas que permitan el diálogo con la tradición, ese periodo de la Historia que es dueña de todo un arsenal de palabras creadas en las tardes de tedio. 

Las tardes de ocio y aburrimiento han sido el espacio ideal para el filósofo. En ellas se reduce mucho la actividad cognitiva.  Esos momentos son los ideales para el proceso de creación.

Esta sería mi propuesta para mis alumnos. 

Les pediría que dejarán  volar la imaginación a base de aburrirse un poco. 

Luego invitaría a los padres a formar parte en algún momento de la experiencia. 

Seguro que los hiperactivos me dirían que " menuda majadería, la de aburrirse, con la de cosas que hay por hacer..."

Mi respuesta, mediante  esta propuesta sería una cuestión de calidad más que de cantidad. 

  En un mundo en constante cambio hablar de aburrimiento es casi un sacrilegio. Pedir a un niño que se aburra, a más de un padre lo puede sacar de órbita. La tendencia es lo contrario. Y ahí aplicamos el término opuesto y tachamos al crío de hiperactivo, y que, a pesar de su aparente hiperactividad, le cuesta centrarse en algo serio. 

   Si lo vemos tumbado en el sofá con gesto de aburrirse nos preocupamos hasta el extremo de ir a mr. Google para que nos recomiende una serie de actividades extraescolares. 

   Literalmente...lo machacamos. "dónde está el crio... En judo" lo machacamos; "dónde está el crio... En clases de canto" lo machacamos. "dónde está el crio...en clases de refuerzo", lo requetemachacamos. 

   Y si no es así. Nos sentimos los peores padres del universo. 

De ahí que mi propuesta sea única. No sé si este blog lo leerán más a allá de este máster. Ojala. Si alguno me roba la idea, y termina aplicándose por algún órgano institucional o no institucional estaré contento. Seguro.

   Claro está, no confundáis mi propuesta con una apología a la vagancia.

   No va por ahí.