MI PIE IZQUIERDO
Esta entrada se la dedico A mi pie izquierdo, película que narra las peripecias de Christy Brown, un pintor, poeta y escritor irlandés aquejado de parálisis cerebral y proveniente de una familia pobre.
Yo esta película la vi hace muchas lunas, tumbado en mi sofá, un domingo por la tarde. Esos días de tedio total, y que estas medio dormido frente al televisor, entregado a lo que sea. Al cabo de una media hora estaba incorporado en el sofá flipando de lo que estaba viendo.
se trata de una película muy recomendable, sobre todo ahora que estamos de capa caída por la pandemia de las narices.
Yo lo vivo así: un horizonte que se nos presenta y una línea tangencial imprevista. Vas andando en línea recta y zas, de repente, te sales por la tangente. Es lo malo de acostumbrarte a ir en la misma dirección sin prever un cambio de sentido. Esas cosa ocurren más de lo que pensamos, pero casi no le damos importancia, pues la confianza en que retomaremos la línea es superior a veces a la realidad. Si te das la hostia parda rogamos al cielo ayuda.
Una vez me dijo alguien que si tenias pasta, bastante pasta, no necesitas a nadie... Si te caes pues llamas a un taxi y que te lleve al hospital. Que te quedas sin trabajo, y tienes mucha pasta, pues no pasa nada... Vas al jefe y le enseñas un fajo de billetes, se los lanzas a la cara y te vas. Tienes pasta. eso basta. La ayuda es para cobardes, ( al cabo de un tiempo me llamó balbuceando que su mujer lo había dejado).
Pero, ¿hay algo que no pueda el dinero? Es una pregunta recurrente en nosotros. Yo creo que es el amor. Por mucha replica que se inventen en forma de cyborg, jamás podrán implantar el amor en una máquina. Me refiero a AMOR, en mayúsculas.
El mismo que incondicionalmente demuestra en la película la madre de Chrity.
El chico pasaba horas sin hacer nada. Su parálisis le impedía comunicarse con el resto de la familia. Un día su made descubre que sí se podía comunicar.
Al cabo de años ese chico se convierte en todo un artista con una vida muy alejada a la de sus origenes.
La educación no tiene que estar reñida con la capacidad económica. El amor como digo no se mueve en esos parametros. La ayuda que recibió el chico es inmaterial, pues fue el primer impulso para ver las posibilidades más allá de las limitaciones fisicas. Ese primer impulso fue sin dudas, el momento de salida del círculo, por la tangente, de la madre, que le permitió ver otra perspectiva de la situación en la que se encontraba su hijo.
La moraleja de esta película es que no hay que tener miedo a romper las barreras que impiden el desarrollo de los hijos. No hay que tener miedo a salirse por la tangente.
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